El perfume


El Perfume es la primera novela del escritor y también guionista de cine alemán, Patrick Süskind. Nacido en la localidad bávara de Ambach (Alemania) en 1949, realizó estudios de Historia Medieval y Moderna en la Universidad de Múnich y en Aix-en-Provence entre 1968 y 1974. Se inició como escritor con el monólogo dramático El contrabajo. El Perfume ha sido llevada a la gran pantalla por el director, también de origen germánico, Tom Tykwer en el 2006. Como guionista destacan películas como Lo más normal locura (1980), De la Búsqueda y Encuentro del Amor (2005) o La muchacha de rojo (2005), todas dirigidas conjuntamente con el director y productor bávaro Helmut Dietl.

Muerte, amor y ambición son los principales ingredientes de esta fantástica novela. Una novela caracterizada especialmente por su dimensión moral, reflexiva y filosófica. Más allá del bien y el mal, del maniqueísmo, El Perfume es la increíble historia de un asesino, pero de un asesino nada convencional. Grenouille no siente alegría ni entusiasmo pero tampoco tristeza o aflicción cuando lleva a cabo sus crímenes porque lo que realmente lleva a Grenouille a matar es la ambición; la ambición por conseguir su sueño: poseer, como poseen todos los humanos, un olor. I es que Grenouille nació con una carencia, la capacidad de percibir, sentir y compartir los aromas, la esencia de todo lo que le envuelve e, incluso, de él mismo. Y será precisamente esta privación el eje de la historia, el hilo conductor y el engranaje de cada uno de sus movimientos –y asesinatos-.

La novela presenta una estructura formada por cuatro partes de extensión diferente. En la primera parte –de casi cien páginas- se relata desde el nacimiento del protagonista, Grenouille, pasando por sus vivencias en el orfanato hasta la pequeña catástrofe –aunque fortuita, pues será el principio de cierta emancipación del protagonista - que provoca su marcha desde la capital francesa hacia la más absoluta soledad y aislamiento de todo lo humano. En la segunda parte –de cuarenta y cinco páginas- el protagonista abandona el aislamiento de siete años y se traslada a Toulouse, donde Grenouille se convierte en objeto de experimento científico de un marqués y de su tesis sobre el letal fluido terrestre. A partir de este momento, Grenouille pasa a ser, por primera vez, un hombre “normal”, “civilizado” –almenos por lo que respecta a la apariencia física- que pasa desapercibido entre la colectividad –lo cual lo llena de satisfacción-. Además, es en esta segunda parte donde Grenouille comete su primer asesinato. En la tercera parte –de setenta y siete páginas- Grenouille encuentra el amor, pero no el amor físico por una muchacha sino el amor por una fragancia, jurando poseerla dentro de un año. Ésta será la última pieza del perfume final, el que ha de cautivar al mundo entero. Y, para este cometido, habrá de matar a una veintena de muchachas. Finalmente, en la cuarta y última parte –que solamente consta de seis páginas- tiene lugar el resultado final, Grenouille cumple su propósito aunque no obtiene los resultados esperados.

Así pues, además de moral y humana, El Perfume puede considerarse una novela biográfica; pues un narrador omnisciente va detallando las hazañas del protagonista contextualizando y precisando las circunstancias en que se produce cada acción, así como también profundiza en lo más hondo del protagonista y de cada personaje que aparece e interviene en la historia. Por otra parte, también apela continuamente al lector valiéndose de la primera persona de plural. Además, también presenta y “despide” personajes. El narrador nos sitúa en pleno siglo de las luces y su capital por excelencia, París, para contar la historia de Jean-Baptiste Grenouille. Grenouille –tal como aparece a lo largo de la novela-. Éste nace en un París maloliente, cáustico, donde todo y todos olían mal sin excepciones de ninguna clase –desde los campesinos y artesanos hasta el mismo rey-. Irónicamente, su madre, que además era incapaz de percibir olor alguno debido a un accidente, dio a luz en un puesto de pescado, en el lugar más putrefacto del reino.

La vida de Grenouille está unida, enlazada a la muerte, al abandono y al rechazo. Así pues, desde el mismo instante en que da a luz, la madre de Grenouille –creyendo que el bebé había nacido muerto- lo abandona. Pero, para su sorpresa, el bebé lanza un grito; un grito para llamar la atención sobre sí mismo y enviar a su madre al cadalso. Se trata de un grito bien calculado, un grito a la propia supervivencia. Y así lo expresa el narrador: “fue un monstruo desde el principio [...] eligió la vida por pura obstinación y por pura maldad”. Este hecho ya pone de manifiesto el firme carácter del protagonista que, a pesar de los numerosos impedimentos con que se encuentra a lo largo de su vida, no desiste ni abandona en ningún momento. Después de la ejecución de su madre, el bebé es entregado a una nodriza al servicio de la escuela parroquial. Ésta lo devuelve a la parroquia aludiendo que es una criatura diabólica pues no desprende olor alguno. Y así sucesivamente, Grenouille es tomado por imbécil y es excluido por todos.

Finalmente cabe decir que El Perfume presenta una dura crítica a la sociedad de la época; pues a partir de la figura de Grenouille se muestra como las apariencias engañan, la hipocresía, los valores morales (o la falta de éstos), la exclusión social, el poder de la ambición, el desprecio e infravaloración de lo diferente, la soledad, etc. El final constituye, sin duda, la crítica más evidente: Grenouille alcanza su sueño, ha elaborado el perfume definitivo, el que le da un poder ilimitado...pero, a pesar de todo, no consigue poder olerse a sí mismo. Y la gente, frágil y débil se deja cautivar por la falsa fragancia, el disfraz del asesino, que pasa a ser venerado por toda la ciudad. Y ese será el final del asesino.